Todos estos cambios modificarán los hogares. Al desaparecer la masificación, y como consecuencia de la nueva tecnología, se volverá a la industria en el hogar, que fue donde comenzó, y con ello, "todas las instituciones que conocemos, desde la familia hasta la escuela y la corporación, quedarían transformadas” hasta Karl Marx consideraba trabajar en casa era una forma reaccionaria de producción, porque “la aglomeración en talleres era condición necesaria para la división del trabajo en la sociedad” Todo un grupo de fuerzas sociales y económicas están convergiendo para cambiar el lugar del trabajo"
Trabajo a domicilio
En primer lugar, el cambio de una fabricación de segunda ola a una nueva y más avanzada fabricación de tercera ola reduce, como hemos visto, el número de operarios que realmente tienen que manipular mercancías físicas. Esto significa que aun en el sector de fabricación se está realizando una cantidad cada vez mayor de trabajo que supuesta la adecuada configuración de las telecomunicaciones y otro material podría ser realizado en cualquier parte. De hecho, una cantidad no medida, pero apreciable de trabajo, está siendo ya realizada en sus propias casas por personas tales como vendedores y vendedoras que trabajan por teléfono o mediante visitas y sólo ocasionalmente se pasan por la oficina. En resumen, a medida que avanza la tercera ola a través de la sociedad, encontramos cada vez más Compañías que, en palabras de un investigador, pueden ser descritas como nada más que “personas apiñadas en torno a un computador”. Póngase al computador en las casas de las personas, y ya no necesitarán apiñarse. El trabajo administrativo de tercera ola, como el trabajo fabril de tercera ola, no requerirá que el cien por cien de la fuerza del trabajo esté concentrado en el taller. No hay que subestimar las dificultades que entraña transferir el trabajo desde sus emplazamientos de segunda ola en la fábrica y la oficina a su emplazamiento de tercera ola en el hogar. Problemas de motivación y administración, de reorganización empresarial y social, harán que ese desplazamiento sea prolongado y, quizá, penoso. Algunos trabajos requieren la interacción entre personas.
Desplazamiento de instalaciones
Sin embargo, fuerzas poderosas están convergiendo para promover el hogar electrónico. La que más inmediatamente se nos aparece es la descompensación que se da entre transporte y telecomunicación. Los crecientes costes de los desplazamientos diarios a los lugares de trabajo son soportados por los trabajadores individuales. Pero, naturalmente, son repercutidos al empresario en forma de costes salariales más elevados, y al consumidor, en forma de precios más altos. Los largos camino para llegar al trabajo eleva el costo de vida. De tal modo se busca descentralizar el trabajo a los hogares, de tal modo que abría un ahora del tiempo que se malgasta camino al trabajo. La cuestión clave es: ¿Cuándo el coste de instalar y manejar un equipo de telecomunicaciones será inferior al coste actual de los desplazamientos del personal? Mientras que el precio de la gasolina y de otros elementos relacionados con el transporte sube en todas partes, el precio de las telecomunicaciones está bajando espectacularmente. Las curvas tienen que cruzarse en algún punto. A medida que los precios de la gasolina y los costes de la energía en general vayan aumentando en las décadas próximas, disminuirá el coste en dólares y en energía de poner en funcionamiento máquinas de escribir “inteligentes”, tele-copiadoras, enlaces auditivos y visuales y consolas de computador acomodables en el hogar, incrementando más aún la ventaja relativa de desplazar por lo menos parte de la producción fuera de los grandes talleres centrales que dominaron la Era de la segunda ola. Cuanto más pequeñas sean las oficinas centrales y las instalaciones fabriles, menor será la inversión en inmuebles, y menores los costos de calefacción, refrigeración, iluminación, vigilancia y mantenimiento de los mismos. A medida que suban los terrenos comerciales e industriales, y los impuestos que pesan sobre ellos, la esperanza de reducir y/o externalizar esos costes favorecerá el arriendo del trabajo. La lucha por el hogar electrónico forma parte de la supe lucha, más amplia, entre el pasado de la segunda ola y el futuro de la tercera ola, y es probable que en ella se alíen no sólo tecnólogos y empresas ávidas de explotar las nuevas posibilidades técnicas, sino también una amplia gama de otras fuerzas ecologistas, reformadores laborales de un nuevo estilo y una nutrida coalición de organizaciones, desde iglesias conservadoras, hasta feministas radicales e importantes grupos políticos en apoyo de lo que muy bien puede considerarse como un nuevo y más satisfactorio futuro para la familia. El hogar electrónico puede así emerger como fundamental punto de concentración para las fuerzas de la tercera ola del mañana.
La sociedad centrada en el hogar
Si el hogar electrónico se extendiese, se producirían en la sociedad toda una serie de importantes consecuencias.
- Impacto en la comunidad: Si el trabajo en el hogar llegara a afectar a una fracción apreciable de la población, ello podría significar una mayor estabilidad de la comunidad, objetivo que ahora parece inalcanzable. Si los empleados pueden realizar en su casa algunas o todas sus tareas laborales, no tendrán que trasladarse cada vez que cambian de empleo. Les bastará conectar con un computador diferente.Esto implica menos movilidad forzada, menos tensión sobre el individuo, relaciones humanas menos transitorias y mayor participación en la vida de la comunidad.El hogar electrónico podría ayudar a restaurar el sentido de pertenencia a la comunidad y provocar un renacimiento entre organizaciones voluntarias.
- Impacto ecológico: El desplazamiento del trabajo, o de cualquier parte de él, al hogar, no sólo podría reducir las necesidades de energía, como se ha sugerido antes, sino que podría también conducir a la descentralización de la energía. Esto implica también un descenso de contaminación, y ello, por dos razones: primera, el cambio a fuentes renovables de energía en pequeña escala elimina la necesidad de combustibles altamente contaminantes, y, segunda, significa emisiones más pequeñas de contaminantes altamente concentrados que sobrecargan el medio ambiente.
- Impacto económico: En un sistema así se produciría un efecto de retracción en algunas industrias, pero otras proliferarían o crecerían. Si los individuos llegasen a poseer sus propias terminales y equipos electrónicos, comprados quizás a crédito, se convertirían en realidad en empresarios independientes, más que en empleados clásicos.
- Impacto psicológico: La imagen de un mundo laboral que va dependiendo cada vez más de símbolos abstractos evoca un entorno laboral cerebral que nos es extraño y, a cierto nivel, más impersonal que en la actualidad. Pero a un nivel distinto, el trabajo en el hogar sugiere una intensificación de las relaciones físicas y emocionales tanto en el propio hogar como en el barrio.
Es indudable que nos enfrentamos con un conflicto en torno a escalas de salarios y costes de oportunidad. No podemos saber si el hogar electrónico se convertirá realmente en la norma del futuro. Por sí solos, estos masivos cambios históricos justificarían fácilmente la afirmación de que nos encontramos al borde de una nueva civilización. Pero simultáneamente, estamos reestructurando también nuestra vida social, desde nuestros lazos familiares y nuestras amistades, hasta nuestras escuelas y corporaciones.
Derechos Reservados : Equipo Taem Consulting
Derechos Reservados : Equipo Taem Consulting
No hay comentarios.:
Publicar un comentario